La historia de un nuevo referéndum escocés
- Manuel Matti
- 9 may 2018
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 3 abr 2024
Un Reino Unido que dejó de ser una potencia en 1914, que ya no domina al mundo, que hoy se encuentra más desunido que nunca. Del hito de la “primera globalización” a la preocupación por la preservación de su propio Estado Soberano.

Escocia dijo no. El pasado se puede analizar de innumerables formas, dos maneras serían que: a lo largo de la historia podemos observar cómo los grandes imperios poblaron la tierra, anexando a sus arcas también a las minorías que se encontraban en los territorios que los colosos consideraban estratégicos para su expansión y conservación; del mismo modo que logramos observar cómo las minorías poblaron el globo y aún hoy se están rebelando contra aquellos que ignoraron su existencia.
El Reino Unido fue una de las mayores potencias mundiales, expandiéndose tanto económica como territorialmente a lo largo del planeta, siendo aún hoy poseedor de colonias. Este Estado Soberano, que llevó su “emprendimiento civilizador” a lo largo del mundo, se formó por la integración al Reino de Inglaterra de territorios independientes; aunque su demografía se encuentra desnivelada, siendo que los ingleses representan más del 80% de su población y los escoceses casi el 10%.
Los hoy países constituyentes de Gran Bretaña son: Escocia, Irlanda del Norte, Gales e Inglaterra. Para entender el Referéndum de independencia de Escocia debemos zambullirnos en su historia, cómo llega a su incorporación en 1707 y por qué se quiere ir son las preguntas que debemos responder para comprender su pasado, presente y futuro.
En el siglo I de nuestra era los romanos entran en la isla de Gran Bretaña, dominando el sur y administrándola como la provincia de Britannia, no así el norte, donde reinaban tribus como los pictos. El emperador romano Adriano (76-138 d.c.) va a ser el encargado de construir el primer muro de occidente, en el norte de la provincia de Britannia. Nunca se esclareció el objetivo de Adriano en la construcción del muro, dejando especulaciones a la orden del día; algunos expertos afirman que sirvió como separación entre los bárbaros del norte y los romanos, otros que fue para marcar el límite de las conquistas mandando un mensaje político del poderío del imperio, y más adelante se lo mostró como una barrera comercial, cobrándole impuestos a aquellos que deseaban cruzar al norte o al sur.
El imperio romano definió al norte de la isla de Gran Bretaña como Caledonia y a la actual Irlanda como Scotia. Del norte de Scotia desembarcarían en el oeste de Caledonia los Dalriadanos, cuya lengua era el gaélico. La expansión territorial de los gaélicos los llevó al enfrentamiento con los nativos de Caledonia, entre otros, los pictos. El enfrentamiento concluye cuando las dos tribus se amalgaman, siendo los Dalriadanos quienes culturizaron a los pictos, ya que el idioma gaélico se extendió por todo el norte de Gran Bretaña al igual que sus creencias religiosas. Los romanos denominaron escotos a los piratas y saqueadores de origen irlandés que hablaban gaélico, por lo que los Dalriadanos le brindarían el origen etimológico de Escocia al país.
De la unión de las tribus en el norte de Gran Bretaña nace el Reino de Escocia (843-1707). Kenneth McAlpin, un gaélico, sería el primer rey. Las ansias expansionistas del Reino de Inglaterra llevarían a las guerras de la independencia de Escocia a fines del siglo XIII y avanzada la segunda mitad del siglo XIV. Un Reino de Inglaterra que en 1284, ya invadido Gales por el rey Eduardo I, crea el Estatuto de Rhuddlan anexando el territorio galés al reino. El Estatuto permaneció en vigor hasta El Acta de Unión durante el reinado de Enrique VIII en 1536, creando la entidad legal hoy conocida como Inglaterra y Gales.
La primera guerra entre los Reinos de Escocia e Inglaterra se inicia en 1296 con la invasión inglesa de Escocia, finalizando con el Tratado de Edimburgo-Northampton en 1328. La segunda guerra de Independencia se produce por una nueva invasión por parte del Reino de Inglaterra a Escocia, terminando en 1357 con el Tratado de Berwick. Una vez concluidas las guerras, el Reino de Escocia celebraba haber logrado mantener su estatus de reino independiente.
La expansión por parte del Reino de Inglaterra también se gestaba en la isla de Irlanda, siendo formalmente gobernado por el reino en 1541 con el Acta del Parlamento de Irlanda, convirtiendo a Enrique VIII en el primer rey del Reino de Irlanda. El trono de Irlanda estaba ocupado por el rey de Inglaterra, creando una unión personal entre ambos reinos.
A la muerte de Enrique VIII, cuya hermana estaba casada con Jacobo IV de Escocia, asumen, por un corto lapso de tiempo, el trono del Reino de Inglaterra sus hijos Eduardo VI (1547-1553), María I (1553-1558) y por último Isabel I (1558-1603). Al morir sin descendencia, Isabel I da por finalizada la dinastía Tudor en el poder de la corona de Inglaterra. Luego de su muerte Jacobo VI de Escocia es considerado heredero legítimo del trono inglés, al ser descendiente directo de la hermana de Enrique VIII, Margarita Tudor, convirtiéndose en el iniciador de la dinastía Estuardo y adoptando el nombre de Jacobo I de Inglaterra.
Este episodio histórico se conoce como la Unión de las Coronas. Si bien los dos compartían un rey en común siguieron siendo dos reinos separados, manteniendo su autonomía al igual que los parlamentos. El primer registro del parlamento unicameral de Escocia data del año 1235, durante el reinado de Alejandro II.
En 1688 se produce la Revolución Gloriosa, donde suben al trono Guillermo II de Orange y su esposa María, hija de religión protestante del monarca católico depuesto, Jacobo II, quedando como reina de los reinos de Inglaterra, Irlanda y Escocia. Como soberana fue muy activa dentro de la Iglesia Anglicana, dirigiéndola como Gobernadora Suprema. A su muerte, en 1694, asume en su totalidad la dirección de los reinos Guillermo, y es bajo su reinado que en 1701 se realiza, en el parlamento inglés, el Acta de Establecimiento que excluía a los católicos de asumir el trono. Lo que el Reino de Inglaterra buscaba con el acta era asegurar la sucesión protestante en la corona, en caso de que el monarca no tuviese descendencia directa. La muerte de Guillermo II de Orange en 1702 trae el ascenso al trono de Ana Estuardo, sin heredero.
Esto fue diferente en Escocia, cuyo parlamento había votado en 1703 el Acta de Seguridad que solamente aseguraba la presencia de un monarca protestante. En ésta etapa de la historia es donde las dinastías entre los reinos entran en crisis. El Reino de Escocia, ante la problemática de no haber un heredero al trono, pretendía instaurar una dinastía independiente, lo que iba a provocar la independencia total respecto a Inglaterra. El Reino de Inglaterra veía con malos ojos la independencia escocesa, ya que podría acarrear una alianza del reino del norte de la isla con algún enemigo inglés y a su vez un futuro ataque contra su territorio. Por esta cuestión, el imponderable de la sucesión al trono debía ser solucionado.
El Reino de Inglaterra utilizó varias tácticas coactivas para asegurarse la cooperación del Reino de Escocia y mantener las coronas unidas. Una de las estrategias fue poner en riesgo la economía escocesa, creando restricciones al comercio. Este es el momento donde se comienza a indagar en la posibilidad de una unión entre los reinos. Al mismo tiempo que Inglaterra ahogaba la economía escocesa, el reino del norte se encontraba con una crisis financiera provocada por el Proyecto Darién, viendo la posibilidad de utilizar una oferta inglesa sobre un ofrecimiento de subsidios para recuperarse.
El Proyecto Darién fue el intento fallido del Reino de Escocia de establecer una colonia en lo que hoy es el Istmo de Panamá, buscando nuevas oportunidades comerciales. En el año 1695 en reino crea una compañía para comercializar en el mundo, con el propósito de fundar colonias en América -las indias- y África. Es en 1698 cuando la primera expedición llega a Darién (Panamá). Los colonos bautizaron al nuevo lugar Caledonia, el antiguo nombre de Escocia. El imperio que dominaba la zona en la que los escoceses habían desembarcado era el español, quienes estaban decididos a eliminar la amenaza del reino escocés, siendo que estas tierras eran vitales para el transporte de oro y plata desde Perú a España. Comerciantes de Sevilla prestaron dinero al gobierno para que envíe fuerzas a expulsar a los intrusos. Luego de enfrentamientos entre el Imperio español y el Reino de Escocia, los escoceses, enfermos y exhaustos, se rindieron y abandonaron el lugar en abril de 1700. El fracaso del proyecto representó para el reino un gran golpe, provocando la bancarrota, siendo que el 50% del dinero del Estado escocés se evaporó en las expediciones hacia Darién.
El parlamento escocés vio en la unión forzada con el Reino de Inglaterra -donde se encontraba también Gales- una salida a su crisis financiera. Es entonces cuando en 1707, bajo el reinado de Ana Estuardo, se firma el Acta de Unión, creándose el Reino de Gran Bretaña, disolviéndose así los parlamentos de cada uno de estos dos reinos y estableciendo el Parlamento del Reino Unido con sede en el Palacio de Westminster. El acta prohibía a los católicos acceder al trono, al mismo tiempo que se estableció la unión aduanera y monetaria. Igualmente dentro de los 25 artículos con los que contaba el Acta de Unión, Escocia retuvo su independencia en materia legal, religiosa y educativa -después de Esparta, Escocia fue el primer lugar en diseñar un sistema de educación pública general-.
El Acta de Unión nunca fue popular en Escocia. El 1 de mayo, día de su aprobación, se efectuaron protestas masivas en contra de la ley en diferentes ciudades. Se llegó a hablar de que cada 1 escocés a favor de la unión habían 99 en contra. A pesar de reiteradas peticiones al Parlamento, y siendo la opinión pública contraria al acta, la unión se realizó.
En 1801 se integra Irlanda al Reino de Gran Bretaña. Luego de una guerra civil, en 1922 se crea la República de Irlanda, separada del Reino Unido, quedando sólo Irlanda del Norte formando parte de la unión. Es así como actualmente conocemos al reino con el nombre de Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Hoy, el Reino Unido es un Estado Soberano compuesto por países constituyentes. De esta manera, el Jefe de Estado escocés es el monarca británico -actualmente Isabel II de Inglaterra y Reina Isabel para Escocia-. Constitucionalmente, el Reino Unido, con su capital en Londres, es un estado unitario con un Parlamento soberano. El país no tiene un sistema jurídico único, ya que fue creado por la unión política de países históricamente independientes, siendo también que el artículo 19 del Tratado de la Unión de 1707 garantizaba la existencia por separado del sistema legal escocés.
En 1979 se realiza la primera consulta popular al pueblo de Escocia. Se buscaba, bajo un referéndum, la reinstauración de la Asamblea Legislativa en el país, tras su integración en la británica desde el acta. El intento por recuperar la existencia de una Cámara Legislativa escocesa fue negativo. Tuvieron que esperar hasta 1997, donde bajo un nuevo referéndum se le consultó a la ciudadanía: “¿Está usted de acuerdo en que exista un Parlamento escocés? ¿Está usted de acuerdo en que ese parlamento tenga capacidad para variar los impuestos?”. Los resultados de este nuevo intento por obtener más soberanía sobre el territorio fueron positivos. Como consecuencia de esta respuesta popular, el parlamento británico aprobó la Ley de Escocia en 1998, por la que se creó un Parlamento y un Gobierno escocés. Un año más tarde, el parlamento británico aprobará una Asamblea Nacional tanto en Gales como en Irlanda del Norte, que les provee un cierto grado de autogobierno.
Hoy en día, el país tiene tres administraciones descentralizadas en Edimburgo, Cardiff y Belfast, las capitales de Escocia, Gales e Irlanda del Norte, respectivamente. Aunque el hecho de que el parlamento descentralizado en Escocia y las Asambleas de Irlanda del Norte y Gales no sean órganos soberanos y puedan ser abolidos por el parlamento británico, hace que este último sea el órgano legislativo más importante en el país.
El Referéndum realizado el 18 de septiembre de 2014 muestra que Londres es visto con recelo. Luego de obtener una mayoría en el Parlamento Escocés en 2011, el Partido Nacional Escocés -socialdemócrata-, liderado por Alex Salmond, se aseguró de lograr que de Londres le otorguen un Referéndum para consultarle al pueblo si debe Escocia ser un país independiente.
Esta búsqueda de independencia del ministro principal escocés, Alex Salmond, se basa en un progresismo descentralizado del reino, con una política más inclusiva. Intentando alejarse de las políticas neoliberales -que aún hoy permanecen- de Margaret Thatcher, siendo la propulsora de medidas como el poll tax, impuesto que imponía un aporte igualitario a todos los ciudadanos sin importar sus ingresos, o provocando la quiebra del sindicato de los mineros, el más poderoso del país (en Escocia se realizó la primera mina de carbón a cielo abierto en 1575). Glasgow sufrió a gran escala los efectos de las políticas de desindustrialización, y es Escocia el que tiene la más baja expectativa de vida del Reino Unido.
Los partidarios por la separación de Escocia plantean que Westminster no hace nada por el pueblo escocés, aplicando (privatizaciones y haciendo recortes) a las prestaciones sociales. Por eso, ven la independencia como una solución. Alex Salmond relaciona la prosperidad escocesa a los rendimientos del petróleo descubierto en 1970 en el Mar del Norte. Por el otro lado, los unionistas los tildan de revolucionarios, explicando que una separación con el Reino Unido traería inquietudes dentro del país, explicando la ardua integración comercial en el mercado y la incertidumbre de la moneda que comenzaría a regir.
Luego de la derrota del Referéndum por la independencia -en el que estaban llamados a las urnas los mayores de 16 años-, los principales líderes de los partidos firmaron una “resolución” con la que se comprometen a hacer valer las promesas por parte del Reino Unido, donde se le prometía a Escocia que si se quedaba se le otorgarían más poderes de autogestión. El Reino Unido sigue en vigencia y se alegra de que no deba cambiar de bandera, aunque internamente deberá resolver las ansias separatistas de pueblos que ya no se sienten representados por Londres.
La historia de un nuevo referéndum escocés
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Fuentes _Le Monde Diplomatique edición Cono Sur, Gran Bretaña, El reino de las finanzas, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Capital Intelectual, 2014, p2-41. _Le Monde Diplomatique edición Cono Sur, El Atlas histórico, Historia crítica del siglo XX, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2011, p88-89. _Editorial Sol 90, Atlas Mundial Ilustrado Tomo 9, Europa Tercera Parte, Buenos Aires, Salvat, p62-70. _http://internacional.elpais.com/internacional/2014/09/20/actualidad/1411241555_228548.html _http://www.publico.es/internacional/443887/el-referendum-por-la-independencia-de-escocia-sera-vinculante-y-podran-votar-los-jovenes-a-partir-de-16-anos _http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_4180000/4180798.stm _http://elpais.com/elpais/2014/07/11/eps/1405090366_122316.html
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